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Mast Perfume Rome pour home 3.4

Desde el primer spray, la lavanda no acaricia: domina. Es calma con mirada fija. Luego, la vainilla entra como un susurro peligroso—dulce, sí, pero con filo. Como quien sonríe antes de mover fichas.
¿El final? Vetiver puro. Verde, seco, masculino sin pedir perdón. Huele a decisiones tomadas, a puertas que se cierran y miradas que no se olvidan.

 
No es para cualquiera, es para el que entra a una habitación y no necesita hablar para ser escuchado.

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